1978 iba a ser el
año del estreno de la película Who Killed
Bambi?, protagonizada por los Sex Pistols. Los productores se habían
escandalizado tanto con el guión que decidieron dejarlos colgados, así que solo
quedaron fragmentos, filmaciones, escenas sueltas. Un año más tarde Margaret
Thatcher ganaría las elecciones y sería elegida primera ministra. Inglaterra se
precipitaba al neoliberalismo salvaje mientras en España se vivía una
Transición que culminaría con la victoria del PSOE en 1982 y el fiasco
posterior, hasta la debacle de 1996, sumergido ya el país en un proceso de
salvaje neoliberalización, con una acumulación pasmante de escándalos y
corrupciones y el surgimiento de inexplicables fortunas, además de reformas
laborales inadmisibles aunque finalmente admitidas. Todo esto es una historia
conocida y se le llamó cultura del pelotazo. Supongo que, como yo, mucha gente
se preguntaba: ¿quién mató a Bambi?
16 años después, en
plena crisis capitalista global, una frase de la novela se transforma en
profética: "Resulta sumamente divertido que el capitalismo, sin enemigos,
descubra que sus enemigos son los capitalistas". Claro que esto es así si
se lee hacia atrás y eso no puede ser, pero sí que 1996 parecería, visto desde
hoy, el País de Jauja.
La novela negra
puede permitirse el lujo de decir lo que quiera y si quien la escribe es un
autor consagrado, entonces lo mejor es prepararse y agarrarse fuerte. En 1996
MVM tiene 57 años: posee reconocimiento del campo, un espacio de atención,
consagración periodística y un público masivo. Habría que estudiar quién lee a
MVMontalbán en España en aquellos años, la afiliación política del público
lector (con una serie televisiva y varias películas). Y el caso es, además, que
una persona como él en el momento en que escribía en un género como el
detectivesco puede hablar como le venga en gana de lo que le dé la gana.
¿España es un país cutre? Lo es. ¿Las clases dominantes están encanalladas? Lo
están. Paralelamente a la "nueva clase social del Régimen
democrático" surge una "nueva clase trabajadora", representada
por Simplemente José, "el chófer barman hispanista falsamente negro",
doctor en filología especializado en picaresca
(cómo no), en el Lazarillo (aunque acabe
trabajando para los Lázaros Conesales del mundo); su hermana, azafata, es
preñada por el Gran Jefe, que pasará de ella.
Los escritores son
marionetas grotescas sin autonomía, en manos de editores mercachifles y
traficantes de influencias intelectuales, muchos de los cuales van de
marxistas, post-marxistas o - la verdad es que da igual - rojeras o progres.
Montalbán, por su contacto con las élites culturales, por su experiencia, debía
conocer de cerca la forma de esta impostura consciente o inconsciente - lo
mismo da: aunque se podría discutir si da lo mismo.
Se me ocurren
palabras estereotipadas y frases hechas sobre esta novela: desencanto, fresco
de la cultura del pelotazo, sociedad española posmoderna, cutrerío
generalizado, etc. etc. Incluso la fórmula académica "de cómo el campo
literario ve el mundo social". La novela deja un sabor amargo en la boca y
el sentimiento de que todo es una puta mierda, con esa pátina de nostalgia
suave en las palabras y personajes que recorre todo el libro, aunque, ¿quién no
lo esperaba? ¡Por favor! Canallas ha habido siempre y escritores-puta mucho
más. Los escritores necesitan vender, incluso si son inteligentes y saben de
qué va el cotarro. Sánchez Bolín, trasunto de MVM, no ignora que lo sabe. La
vida en el capitalismo tardío es solitaria, antipática, brutal y corta, pero
sobre todo cara y, para muchos - la mayoría - pobre. Para un autónomo de la
palabra, el problema es cómo sobrevivir en un mundo cultural tan cutre como el
dominado por los intelectualoides y escritores posmodernos. MVM no teme al lobo
feroz, dada su consagración. Debía de estar muy cabreado para llamar a las
cosas por su nombre, dedicarse a pintar esperpentos grotescos con los que el
lector se ríe mientras, al mismo tiempo, sacude la cabeza, como cuando uno se
ríe y espeta "¡qué fuerte!". Algunas novelas son una venganza. Esta
es una patada en los cojones a una estatua o, si se prefiere, una bofetada a un
busto de granito. ¿Quién mató a Lázaro Conesal? "—En las novelas
policíacas, Aguirre, el asesino siempre es el autor." Casi un gesto
utópico jamesoniano.
Pero más que de la
serpiente que se muerde la cola, habría que hablar de la pescadilla. Lázaro
Conesal resucitó de entre los muertos, porque los hombres como él existen a
través de otros, nunca mueren.
Pepe Carvalho,
Sánchez Bolín son desdoblamientos de MVM. Hay una mirada cansada en toda la
novela, pero su triste ferocidad merece un capítulo aparte.
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