El diálogo de Platón titulado "Protágoras" fue escrito entre el 393-389 aec. y, como como las Historias de Tucídides, posee una estructura dramática parecida a la de una tragedia. Un personaje principal, Sócrates, narra a un amigo su enfrentamiento intelectual con un titán del pensamiento democrático: el sofista de Abdera, Protágoras, amigo de Pericles y defensor de la educación retórica privada, relativista moderado para el que "el hombre es la medida de todas las cosas". Los asistentes, entre los que están los hijos del Estratego, los sofistas Pródico e Hipias y los políticos profesionales Alcibíades y Critias, él mismo sofista, ejercen de coro. El diálogo tiene tres actos jalonados de pasajes intermedios, con tres agones de diálogos enfrentados y dos largos parlamentos o discursos de los héroes principales. Todo esto lo cuenta (mejor) C. García Gual en su prólogo (Gredos, 1981). Yo me pregunto dónde está la hybris, la arrogancia excesiva digna de castigo, o la ironía trágica, para completar el cuadro trágico. Quizás no es una tragedia, sino una comedia: de hecho, parece estar inspirada en una obra (perdida) titulada Los aduladores, de Éupolis, como señala C G Gual en nota.
Hay un punto importante que se olvida aquí. La tragedia y la comedia áticas no se entienden sin la democracia directa ateniense. El Protágoras es una pieza dramática, por qué no, pero, pesar de las similitudes, no es una obra como lo son las otras, en un sentido decisivo: la diferencia entre los diálogos de una tragedia o comedia y los platónicos es el auditorio para el que están pensados. Es posible que los diálogos de Platón fuera recitados en ocasiones ante "un" público (¿cuál?), pero no creo que tuvieran baños de multitudes en grandes competiciones dramáticas de carácter masivo, presentando problemas políticos y filosóficos, dramas individuales (mitos, alegorías) de proyecciones colectivas. Los diálogos son textos didácticos - como lo son las tragedias y comedias - pero en un contexto distinto: el de la soledad del filósofo y sus alumnos, o el del encierro de la escuela, la secta o el club.
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