El
libro "El obstáculo es el camino: el eterno arte de convertir las pruebas en triunfo" (The Obstacle Is the Way: The Timeless Art of Turning Trials Into Triumph), de Ryan Holiday, aparecido en el 2014, es un manual de autoayuda elaborado a base de cortados y pegados de
la filosofía estoica, a gusto de su autor. El tipo es franco y directo: dice
saber lo bastante de estoicismo, pero no quiere hacer un libro
"académico". (Nunca he entendido por qué los académicos caen tan mal
a muchas personas, pero en fin.) De los cortados y pegados, algunos tienen
fuerza, pero no por el libro, sino por la fuente original de procedencia: Marco
Aurelio, sobre todo, pero también Epicteto y Séneca.
La obra apunta alto, ya que quiere ser una reactualización de la ética estoica. (Como si los estoicos pudieran meterse todos en el mismo saco, pero bueno.) Se trata de un libro de divulgación del estoicismo grecorromano, y de algunos derivados occidentales (Montaigne) y no occidentales (monjes Zen, Gandhi) - lo que hace arquear las cejas, igual que cuando se consideran representantes del movimiento a Steve Jobs, el general Grant o a un profesor japonés de esgrima: entonces uno se encoge de hombros.
La obra apunta alto, ya que quiere ser una reactualización de la ética estoica. (Como si los estoicos pudieran meterse todos en el mismo saco, pero bueno.) Se trata de un libro de divulgación del estoicismo grecorromano, y de algunos derivados occidentales (Montaigne) y no occidentales (monjes Zen, Gandhi) - lo que hace arquear las cejas, igual que cuando se consideran representantes del movimiento a Steve Jobs, el general Grant o a un profesor japonés de esgrima: entonces uno se encoge de hombros.
Empecé a leerlo con fruición, pero
tardé poco en sentirme algo inquieto, dado el número de empresarios, presidentes
y otros que aparecían como exempla de
sus tesis estoicas ya desde las primeras páginas. Haciendo de tripas corazón y dando un margen de confianza al texto, continué adelante, pero no pude pasar
de las cuarenta páginas antes de que se me cayera de las manos y lo acabara a saltos y casi sin atención; hasta la conclusión y la bibliografía - que revela un
buen conocimiento del tema.
Mi
sensación es que The Obstacle Is the Way parece
un ejemplario pedante para entrenadores de equipos de élite muy bien pagados, políticos ambiciosos y empresarios sin
escrúpulos. Es un manual del emprendedor (en crisis) con aura de
"distinción" filosófica. Manual de autoayuda
("enquiridion", se autoetiqueta al final) para el listillo en
peligro. Es cierto que hay algunas figuras como el boxeador "Hurricane" Carter, inmortalizado por Bob Dylan, incluso Gandhi o Mandela,
pero la verdad es que predominan los triunfadores de todo tipo (y calaña).
En
general, creo que el libro es muy americano-USA-republican, con esa filosofía neoliberal o
social-darwinista de que en la vida hay ganadores y
perdedores y los segundos se lo merecen, a lo que el autor parece añadir: "... porque no leen a Marco Aurelio". No lo sé, puedo equivocarme. Tal vez estoy siendo algo cruel y exagerando.
Hasta aquí el lado oscuro y cútrico del librillo. La parte buena: de entre todos los cortados y pegados del libro, hay algunas flores de secarral que tienen su encanto. De entre todas ellas destaco alguna: que a la hora de enfrentarte a un problema, conserves la calma, que no lo veas como insuperable ("es cuestión de perspectiva") y que hagas de lo más difícil una ventaja, convirtiendo los obstáculos en aliados. Con disciplina, voluntad y buen hacer, puedes salir de las situaciones más difíciles, triunfar incluso, si te lo propones. Uno se pregunta si hace falta Marco Aurelio o el ef hemin de Epicteto para esas obviedades. (Además, el librico tiene un tonillo de tipo duro que me recuerda a Michael Douglas machacando a Charlie Sheen en Wall Street (1987): "Lunch is for wimps", "ir a almorzar es de debiluchos".) Y aquí el principal problema del libro: pasando por simplificar lo profundo y hacerlo accesible, lo simplifica demasiado. No porque haga parecer como "filosofía" lo que no es sino "autoayuda", ¿es eso malo, negativo? No necesariamente.
Hasta aquí el lado oscuro y cútrico del librillo. La parte buena: de entre todos los cortados y pegados del libro, hay algunas flores de secarral que tienen su encanto. De entre todas ellas destaco alguna: que a la hora de enfrentarte a un problema, conserves la calma, que no lo veas como insuperable ("es cuestión de perspectiva") y que hagas de lo más difícil una ventaja, convirtiendo los obstáculos en aliados. Con disciplina, voluntad y buen hacer, puedes salir de las situaciones más difíciles, triunfar incluso, si te lo propones. Uno se pregunta si hace falta Marco Aurelio o el ef hemin de Epicteto para esas obviedades. (Además, el librico tiene un tonillo de tipo duro que me recuerda a Michael Douglas machacando a Charlie Sheen en Wall Street (1987): "Lunch is for wimps", "ir a almorzar es de debiluchos".) Y aquí el principal problema del libro: pasando por simplificar lo profundo y hacerlo accesible, lo simplifica demasiado. No porque haga parecer como "filosofía" lo que no es sino "autoayuda", ¿es eso malo, negativo? No necesariamente.
Lo
interesante de este librico es que está hecho por alguien que ha leído bien a
Pierre Hadot, el de "La filosofía como forma de vida", un filósofo
francés que reactualizó con éxito el estoicismo antiguo. La filosofía - pensaba
aquél - no es una actividad pasiva realizada por aburridos seres sentados
frente a ordenadores preparando clases, clases que son comentarios de
comentarios que se comentan a sí mismos. La filosofía es acción, vida. Acción
en el sentido de actuar en el mundo, cambiar el mundo, empezando por el propio,
y no una serie de asépticos preceptos colgados de un canon inútil para
narratólogos de biblioteca. Y eso, tan obvio que suele pasar desapercibido, es
lo que salva esta obra, y lo que la ha hecho un best-seller.
Sin
embargo, yo no la recomendaría. Hay potencial en su autor, tiene nervio, seguramente es un experto en el tema, pero
¿para qué leer a este manual de autoayuda para exitosos-en-la-vida, aunque
inspirado en el estoicismo, si ya están las Meditaciones
y el Enquiridion? Toda
interrogación retórica o erotema se formula sin esperar respuesta, porque se da
por hecho que el interlocutor está de acuerdo. Si en este caso no es así, a mí
no me afecta en lo más mínimo. Es cuestión de perspectiva.
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