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El nacimiento de la política para Moses I. Finley. (Politics in the Ancient World.)



Finley, Moses I. (2000). Politics in the Ancient World, Cambridge: Cambridge University Press. [Reimpresión de la primera edic. 1983] En español: El nacimiento de la política, Crítica, 1986.                     Disponible aquí (archive.org) 
[Dejo en otra entrada el resumen del libro, algo desordenado y sin redactar. Los "preliminares" son estos.]

  
Finley empieza el primer apartado (“Estado, clase y poder”) con un texto de la Política de Aristóteles, 1279b-1280a, propio de un observador objetivo; doy -excepcionalmente- una traducción castellana de los pasajes, de una edición colombiana de 1989 (pp. 302 y ss.), hecha por jesuitas: 
«La tiranía es una monarquía en interés del monarca; la oligarquía, en interés de los acomodados; la democracia, en el de los necesitados: pero ninguna de ellas en el de la utilidad común.»

En la glosa o comentario siguientes, añade Aristóteles:
El razonamiento parece mostrar claro que es accidental el que los soberanos sean pocos o muchos, lo uno en las oligarquías, lo otro en las democracias, por [ser] escasos los ricos y abundantes los pobres dondequiera, (por eso las causas dichas no constituyen diferencias reales). Lo que distingue entre sí la democracia y la oligarquía es la pobreza y la riqueza. Inevitablemente, pues, dondequiera se gobierne por riqueza, [sean] pocos o muchos, ésta es una oligarquía, y dondequiera [gobiernen] los pobres, democracia.

He dejado el pasaje entero y pongo en cursiva las frases que cita Finley, el cual señala la transparencia de Aristóteles (“The real difference between democracy and oligarchy is poverty and wealth”) y plantea que el lenguaje del estagirita confirma una importante verdad, que los antiguos eran conscientes de que el Estado es arena de intereses en conflicto, de clases en conflicto. (Si se trata o no de clases, es decir, si los griegos se veían o no como “clases”, es lo mismo: grupos sociales vale. Aquí el matiz o la precisión teórica es lo de menos.)
Esta cita de Aristóteles y su discusión es importante, porque se repetirá al final, en el apartado “Ideología”, a la hora de defender la “Instrumentality of politics”. "No man", said a client of Lysias (25.8) at the beginning of the fourth century b.c, 'is an oligarch or a democrat by nature; it is out of interest that he supports a regime.' 106-107 En Defence against a Charge of subverting theDemocracy y el texto reza: οὐδείς ἐστιν ἀνθρώπων φύσει οὔτε ὀλιγαρχικὸς οὔτε δημοκρατικός, ἀλλ᾽ ἥτις ἄν ἑκάστῳ πολιτεία συμφέρῃ, ταύτην προθυμεῖται καθεστάναι

Se trataba de una sociedad en que lo importante era sobrevivir, dada la precariedad de la economía de subsistencia de ese mundo para la gran mayoría de la población. La ciudad-estado no podía tener participación popular en su gestión sin la guerra, pues eran formaciones sociales aquejadas de un “hambre de tierras” (Brunt, al que Finley tanto admira y cita, como otros, recuerdan el texto de El capital en que se dice que la clave para comprender el mundo antiguo se encuentra en la propiedad de la tierra) y el peligro de las deudas.


La ciudad-estado: innovación socio-política por incorporación como ciudadanos (con diferencias y matices) de artesanos, tenderos y campesinos. La polis de Esparta era siempre excepción (ciudad de guerreros, hilotas o semiesclavos). Atenas, desde Solón y la timocracia en 594 a. C., tiene la ventaja de ser territorialmente fuerte y poseer las minas de Laurión (plata), relacionadas con la expansión naval. El imperio posibilita el crecimiento.

Sobre teoría política: los teóricos de la democracia como herramienta para conocer la democracia antigua son cuestionados por Finley: Platón por rechazo de la participación del demos, Aristóteles por dejar sus libros a la posteridad en un estado lamentable. Esto último no convence: es cierto que Aristóteles puede contradecirse, pero nos faltan muchas obras (algo señalado por Finley luego, quien sin embargo problematiza el uso de Aristóteles).
Teorizar sobre la democracia es una cosa, especular sobre la democracia antigua otra, ya que las fuentes históricas son parcas, sesgadas y además el número de las perdidas es enorme. Sobre Roma lo mismo (las opiniones sobre Roma: control de los nóbiles, hasta llegar a una situación de guerra civil endémica por medio de bandas; nunca hubo participación popular completa o efectiva en la toma de decisiones y Roma pudo sobrevivir gracias a su expansión constante, de la que al final fue víctima.)

Finley recuerda constantemente que los esclavos complican todo esto. Pues claro. De ello no sabemos nada. Leídos Ste Croix, el mismo Finley y otros, falta saber cómo se interactuaba o vivía con los esclavos. Pero es algo que quizás no sepamos nunca. El autor dice analizar, no juzgar moralmente. Respecto a lo de "había esclavos y eran un imperio" etc.: “It is easy to score points over a dead society, more difficult and more rewarding to examine what mey were trying to do, how they went about it, the extent to which they succeeded or failed, and why.” (84) La elección significativa era o el gobierno de muchos o el de pocos incluso si los muchos eran una minoría en el conjunto de la población.
Las reflexiones teóricas del mismo Finley no son espectaculares. Tiende a definiciones esqueléticas, como al inicio, donde le bastan unos postulados obvios con respecto al Estado: primero, en el estudio de la política no hay una distinción significativa entre Estado y gobierno. Segundo, un gobierno, el Estado, implica poder tanto interna como externamente. Hay que distinguir poder (potestas) de autoridad (auctoritas), como hará luego. El poder del Estado es coerción, pero es único porque sobrepasa a los demás poderes sociales. Tercero (página 9), la elección de aquellos que gobiernan y las formas como gobierna depende de la estructura de la sociedad particular examinada.
Pero elude la especulación por la especulación y ello, en mi opinión, es sano: dejar los conceptos estratosféricos a un lado (patria, Estado, nación, guerras) a la hora de analizar y prestar atención a las relaciones materiales entre ciudadanos y clases de ciudadanos. No pensar que los personajes históricos y sus grupos son embodiments de fuerzas abstractas en conflicto. Y no hacer de la ideología (las fuentes) la piedra de toque: una cosa es aquello en lo que se cree, otra lo inconsciente (en esto Finley no entra y no creo que le interesara) y otro lo que sucede cuando las creencias y la matriz entran en el juego político real y en el conflicto cotidiano, en el que las maniobras, triquiñuelas, arrogancias y corruptelas son el orden del día. Un baile de máscaras de carne y hueso formadas con los rostros de sus participantes (un poco de máscara es necesario para distanciamiento) y en un juego dirigido a la toma de decisiones en común, con un razonamiento pragmático. ("The test of ideology is pragmatic, not logical; in antiquity that meant stability, the ability to avoid frequent stasis and particularly stasis in its extreme form of civil war. (...) The judgment that demanded fixed, publicly known laws was sound, the reasoning eminently practical." La discusión de Suplicantes 399-419 de Eurípides, es brillante.)

Liderazgo: algo repetido por Finley en toda la obra es el hecho de que el demos se apoyó siempre en líderes, y que estos provenían de las élites (poseedoras de recursos como educación o conocimientos técnicos, además de capacidad de munificencia pública e inversión), con alguna excepción. Segundo: que las élites usaban al demos en sus luchas entre ellos. ("Even in Athens under what modern historians tend to call the 'radical democracy', the demos never produced spokesmen in the Assembly from their own ranks.", 27) En Roma esto último está más que claro (ello no significa que no haya casos loables como los intentos de los Gracos y el movimiento de Clodio o Catilina; sobre las guerras de los esclavos no dice nada; hay por cierto, un historiador (obra perdida) que escribió sobre estas guerras).
Destaca de sus análisis (en mi opinión) el hecho del sorteo como forma de evitar abusos, además de otros recursos (el ostracismo o la grafê paranomon). En una polis como Atenas, el hecho de que el ejército sea una milicia popular (y no una banda privada o una multitud de mercenarios) también garantizó la estabilidad. Algo importante: se trata de una sociedad donde las relaciones cara a cara y la comunicación oral son importantes. Supongo que esto es posible porque era una ciudad-estado mediterránea. Si se tratara de un país con 50 u 80 millones de personas, la cuestión se desbordaría.
En la definición de stasis, el resultado es que toda política es un conflicto en diferentes grados. Poco se aleja la concepción griega o de aquel conocido alejandrino “entre derechos iguales decide la fuerza”. Que uno sea rico o pobre no hace superior moralmente a nadie, sería el caso. Cabe discutir sobre ello largo y tendido: podría estarse de acuerdo con Solón (Elegía a las Musas) en que los ricos existen pero que la riqueza obtenida injustamente no es aceptable (que sea castigada por Zeus es ya otra cuestión). Sobre esto se tratará en otra entrada.

Hay algo que es una tontería pero que puede plantearse: si la democracia ateniense era tan loable, ¿por qué sucumbió? Es cierto que aguantó mucho tiempo (y ello sin plantear la cuestión de su depredación interna y externa), pero al final, fue tumbada por Macedonia (una monarquía imperial brutal). Históricamente, han sido siempre las élites, los explotadores, las que se han salido con la suya. No siempre, es cierto, pero la lucha ha sido siempre terrible. Y dejar la sociedad en manos de explotadores ha conducido a situaciones históricas terribles. Parece como si la democracia nunca pudiera realizarse o llegar hasta el final, como si la justicia social fuera una imposibilidad en el ser humano. El párrafo parece una ingenuidad, pero la realidad histórica no.    



Dejo aquí el resumen desaliñado de este apasionante libro.

Comentarios

José Luis Moreno Pestaña ha dicho que…
Cuatro ideas, Pepe, a tu magnífico comentario:
1) No se produjo ningún orador salido del pueblo si nos fijamos únicamente en los dirigentes de los que nos habla la historia. Pero
1a. Cleón, en Tucídides, halaga a los tribunos populares que no se las dan de listos y hablan claro.
2a. La asamblea, enorme, y que trataba temas como declaraciones de guerra y premios, no era un lugar para gente corriente. Pero, ¿no estamos contaminados por nuestro inconsciente al creer que el lugar de la política era la Ecclesia? Porque según M. H. Hansen la clave estaba en el tribunal del pueblo, la Heliea, y entre sus 6.000 sorteados abundaban los pobretones y los vejetes. Aristóteles alude a ello en la Retórica. En el siglo IV cada vez más funciones las ocupaba la Heliea, porque la asamblea era propicia a la manipulación. Eurípides nos da una imagen de uno de ellos en Orestes, y nos muestra una intervención magnífica, y el tipo era agricultor y feo a rabiar. Foucault dice que era un partidario de Terámenes, pero esa interpretación es como todas las de Foucault: conservadora.
2) ¿por qué la caída? 200 años no está mal y, si seguimos a Hansen (que fustiga el mito del siglo de Pericles), fue sin imperio como la democracia fue más lejos.
3) la idea de que Aristóteles puede verse como un filósofo de la democracia, por la calidad de sus descripciones, es una tesis potente de Castoriadis. Porque hay algo de misterioso en este hombre que escribe tras Queronea, que forma parte del Imperio y su aparato y... ¡escribe su Política mirando el mundo que desaparecía y criticando a las tiranías!
4) la democracia no acaba en Atenas, continúa en Rodas, mucho más fuerte que en Atenas (incluso contempló una revolución en Esparta quizá inspirada por un estoico y todo). Mientras existía en Atenas estaba también en Abdera, un gran centro intelectual muy lejano geográficamente. Tucídides nos describe la Guerra del Peloponeso en parte como una guerra civil entre el demos y los oligarcas. Son al menos tres o cuatro siglos de conflictos sociales organizados en torno a la democracia ¿cuántos llevamos en la época moderna? ¿Sabemos bastante sobre aquellos, y sobre lo que hay de aquellos disponible? ¿Nos puede ayudar a pensar nuestras luchas? ¿O seguimos dale que dale con Marx y sus variantes?
José Luis Bellón Aguilera ha dicho que…
Pepe, el comentario no puede cubrirlo todo.
Rodas es un caso similar que Finley señala y algo de Abdera, pero en el comentario no recordé ponerlo porque Finley le dedica unas líneas y además no hay muchas fuentes. Sobre Aristóteles es ambiguo, pero en general prácticamente todas las fuentes le parecen sesgadas, contrarias a la democracia. Lo que comentas de Castoriadis es verdad, pero Aristóteles puede ser (no lo sé) una forma de de contribuir a la educación de los monarcas macedonios diciéndoles que respeten lo que hay (y que no respetaron) o una teorización con fines pragmáticos visto que también las monarquías eran un puto desastre. Hay que recordar que no tenemos la obra que desharía todas las dudas: las 158 "constituciones" perdidas. Jenofonte apenas es discutido (y no me extraña: si lo has leído, no solo miente sino que se le nota filoespartano hasta cuando tiene que hablar de la derrota de Esparta; y su modelo son los monarcas persas (Ciropedia) y personajes como Agesilao rey de Esparta o Clearco el general mercenario espartano en Anábasis). Finley tiene que discutir y rebatir las idealizaciones platonizantes, a los Mommsems sobre Roma y los que ven "fuerzas históricas" y representaciones abstractas en la política de la polis.
Sobre la asamblea y el tribunal del pueblo, totalmente de acuerdo.
Protágoras y muchos otros no eran de Atenas y o bien provenian o promovían políticas similares o bien se quedaron. Eso dice mucho sobre lo que sucedía. Sobre la asamblea y sus oradores y Tucídides de acuerdo, no nos quedan los nombres de aquellos menos empacados que habían estudiado retórica. La voz popular en las obras, a veces son los "guardianes", "mensajeros" y "coros" de las tragedias (como en Antígona). A veces. Cleón, por lo que sé, fue mal tratado por todas las fuentes, aunque por lo que parece no fue un demagogo irresponsable. Sus éxitos molestaban a los escritores que han quedado. Es una pena que solo tengamos a Aristófanes de la comedia política, que ha dejado una imagen grotesca de todo esto.
Sobre Tucídides Finley no escribe elogios (salvo cuando escribe sobre el episodio de Corcira) y de la oración fúnebre dice que es retórica inflada en un contexto de funeral público a los guerreros.
Supongo que no nos contamos historias y que sabemos que, bueno, en las minas de Laurión la vida media de un esclavo era de dos años y que en condiciones inhumanas los niños molían el mineral en los túneles. Sobre Marx y sus variantes, creo que Marx es potente en su análisis del capitalismo (con matices que no discutimos en esta breve respuesta a tu comentario), pero respecto a los "militantes profesionales" ya hemos visto lo que la historia ha producido. Y lo estamos viendo. Es complejo y vosotros, por poner un ejemplo, lo habéis dicho claro en la entrada en tu blog.
Finalmente (y ya me corto), es cierto que la democracia duró 200 años, pero es una excepción histórica. Lamentablemente. Muchas gracias por tus excelentes precisiones y por tus comentarios. Finley tiene más obras y junto con Vernant, Vidal-Naquet y Ste Croix parece útil. Hay un libro de Canfora sobre la historia de la democracia que quiero leer. Resulta interesante leerlos y ver lo que está pasando en España con IU, PSOE, los oligarcas del PP y los movimientos sociales. Yo también fui brevemente militante pero no entendí nada y no me gustó. Luego emigré.
José Luis Moreno Pestaña ha dicho que…
Totalmente de acuerdo.
Las minas de Laurión eran terribles, ¿quién puede olvidarlas? La idea de dignidad humana no es griega, al menos políticamente, sino que empieza a formarse con los estoicos y el cristianismo. Ahora bien, la idea de democracia desapareció.
Por cierto que Engels no se corta en hablar del aspecto progresista -o al menos históricamente necesario- de la esclavitud.
He aquí un texto interesantehttp://home.comcast.net/~platypus1919/castoriadis_aristotlemarx1978.pdf
José Luis Bellón Aguilera ha dicho que…
Un primer vistazo sobre el texto de Castoriadis habla del famoso pasaje del capital sobre las camas de Aristóteles y el valor-trabajo. Habrá que leerlo. Seguramente alguno diría que en ese pasaje Castoriadis tiene inconsciente burgués por que defiende una idea "esencialista" de la naturaleza humana. Como si el diagnóstico (tu inconsciente está dominado por el inconsciente de los burgueses), invalidara los argumentos. Saludos y gracias por la referencia.

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