Recuerdo cuando leí La fiesta del Chivo y La ciudad y los perros , y lo he sentido: qué gran escritor. Así quiero recordarle, como creador de espacios y mundos posibles donde –como en la buena literatura– la contradicción y la apertura de distancias se jalona con la elegancia verbal, la ironía, y la profundidad. Leyendo las noticias, observo que bastantes otros piensan como yo. Ello me reconforta. Porque hay un aspecto inquietante de este autor del que sin duda se hablará pronto y –sospecho– bien, porque Mario Vargas Llosa («Yo voy a ser escritor») no fue solo escritor: «Nos guste o no, VLl es hoy por hoy el más importante intelectual público de la derecha en el mundo hispanoparlante, y tal vez uno de los de mayor gravitación a nivel mundial» - escribió no hace tanto Atilio Borón en El hechicero de la tribu. Mario Vargas Llosa y el liberalismo en América Latina (Akal 2019, p. 13). Si se puede separar hasta cierto punto una obra...
Abre cien ojos, clava cien retinas, / esclavo siempre de los pavimentos (Alberti)